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¿Cómo lograr que la mente combata la obesidad?
La vida moderna favorece a la ingestión de más calorías
que las que el cuerpo quema, el resultado es engordar. Por si fuera
poco, el cuerpo humano se opone a perder peso porque cuando la comida
era escasa, para vivir había que hacer más ejercicio,
así el ser humano aprendió a guardar calorías de
reservas.
Si la comida es escasa, el metabolismo se frena para ahorrar energía
y se queman menos grasas.
La mayoría de los regímenes para adelgazar consisten
en pasar hambre, no hay más remedio que hacerse a la idea de
contradecir lo que el cuerpo quiere. Para colmo, perder peso en forma
gradual y metódica, aunque es lo más sano, exige mucha
paciencia y disciplina. ¡Animo!
- Decisión.
Si uno decide en serio perder peso, seguro que lo
logrará.
- Realismo.
Una vez lograda la meta, para sostenerla
se tiene que conservar la misma durante
toda la vida, es rutinaria. No tiene objeto querer perder de golpe
demasiados kilos, hay que ir sin pausa pero sin prisa.
- Ojo con las calorías.
Contarlas no sería útil para
todo el mundo, pero hay que saber que 3,500 calorías equivalen
a un kilo de grasa.
- Idear cómo comer.
Los tentempiés entre comidas son un
golpe para la fuerza de voluntad y añaden calorías.
- La cena engorda más que las otras comidas.
La sensación
de llenura tarda 15 minutos después de comer. Una comida pequeña
pero sabrosa puede ser mejor que una
grande y sosa.
- La báscula.
Las vacaciones de un día a otro no suelen
significar nada y en cambio, suelen causar preocupación. Lo
mejor es pesarse una vez por semana pero siempre a la misma hora.
- Un poco de ejercicio.
Caminar a paso ligero
unos 10 minutos relaja y anima, hace
que quemes calorías, reduce
el hambre.
- Agua, mucha agua.
Beber de seis a diez vasos
de agua al día reduce el hambre y purifica el organismo.
- Premios.
El persistir unos días a la guía alimenticia
eleva la moral y ayuda a seguir persistiendo.
Nuestra salud es el resultado de nuestras
decisiones y no de las condiciones. |