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Insomnio

Según lo han demostrado estudios electroencefalográficos, el sueño consiste en dos estados precisos: sueño MOR (movimientos oculares rápidos), también llamado de ensueño, estado D o paradójico, y el sueño NMOR (no MOR). Por diferentes patrones electroencefalográficos, los sueños ocurren principalmente en el estado MOR y en menor grado en el NMOR.

El sueño es un fenómeno cíclico, con cuatro o cinco periodos MOR durante la noche que corresponden a casi una cuarta parte del total del sueño nocturno (una y media a dos horas). El primer periodo MOR se presenta 80 a 120 minutos después de comenzar a dormir y dura alrededor de 10 minutos. Los periodos MOR posteriores son más prolongados (15 a 40 minutos) y ocurren principalmente en las últimas horas del sueño. Casi toda la etapa cuatro (la más profunda) ocurre en las primeras horas.

Las alteraciones del sueño normal relacionadas con la edad incluyen un aumento constante del sueño MOR y disminución de las etapas tres y cuatro, con más periodos en que se despierta durante la noche. Estos cambios normales y las siestas en el día tienen un papel en el aumento del insomnio en personas de edad avanzada. Las variaciones en los patrones del sueño pueden depender de las circunstancias (por ejemplo, "retraso del surtidor") o de patrones idiosincráticos ("trasnochadores") en personas en que quizás por diferentes ritmos biológicos suelen acostarse tarde y dormir hasta tarde en la mañana. Hay así mismo individuos raros con dificultades crónicas para adaptarse a un ciclo de dormir y despertar de 24 horas (trastorno por desincronización del sueño).

Insomnio, es el término tradicional, aunque disomnio sería el término más preciso. Son comunes los episodios pasajeros y no tienen importancia. El insomnio persistente (por más de tres semanas) es más común en personas de edad avanzada por las razones comentadas. Es posible que los enfermos se quejen de 1) dificultad para dormir o permanecer dormidos, 2) despertar intermitente durante la noche, 3) despertar temprano por la mañana o 4) combinaciones de cualquiera de ellos.

Trastornos clínicos

Los trastornos psiquiátricos causan con frecuencia insomnio persistente. La depresión suele acompañarse de sueño fragmentado o despertar temprano por la mañana, con disminución del tiempo y alteración de la distribución del sueño NMOR, inicio más temprano del sueño MOR y un cambio de la actividad MOR a la primera mitad de la noche. En casos atípicos, la depresión puede acompañarse de hipersomnio. En trastornos maniacos, el insomnio es una característica cardinal y un signo temprano importante de manía inminente en casos bipolares.

El abuso de drogas se acompaña con frecuencia de insomnio, el del alcohol puede causar o ser secundario al trastorno del sueño. Hay tendencias a utilizar el alcohol como medio para dormirse sin considerar que altera el ciclo normal del sueño. El abuso crónico del alcohol aumenta la etapa uno y disminuye el sueño MOR, persistiendo los síntomas durante muchos meses después de que el individuo ha dejado de beber. La supresión aguda del alcohol causa retraso para el inicio del sueño y rebote MOR con despertar intermitente durante la noche.

El tabaquismo intenso (más de una cajetilla por día) causa dificultad para conciliar el sueño, al parecer independiente del aumento -con frecuencia concurrente- del consumo del café. La ingestión excesiva de cafeína y otros estimulantes como remedios populares para el resfrío casi a la hora de acostarse, disminuye el tiempo total de sueño principalmente de MOR, con cierto aumento de la intensidad de sueño.

Los sedantes hipnóticos, específicamente las benzodiacepinas que son los medicamentos de elección para promover el sueño, tienden a aumentar el tiempo total del sueño, disminuir su latencia y reducir el despertar nocturno con efectos variables en el sueño NMOR. Su supresión causa los efectos opuestos y ello contribuye al problema con el uso prolongado de sedantes. Después de un tiempo (por lo general de 30 a 60 días de usarlo todas las noches), la continuación del uso del fármaco tiene como fin evitar síntomas de supresión. Varios medicamentos psicoterapéuticos (por ejemplo, trazodoma, tioridacina) tienen efectos secundarios sedantes y pueden elegirse para los trastornos en que se están indicados por esta propiedad; algunos preparados populares (por ejemplo, antihistamínicos, estimulantes) se venden por sus efectos secundarios de alteración del sueño. Los antidepresores disminuyen el sueño MOR con rebote notable al suprimirlos en forma de pesadilla y tienen efectos variables en el NMOR. Lo primero se correlaciona con los informes que indican que la supresión del sueño MOR es paralela a la mejoría de algunas depresiones.

Los insomnios persistentes también se relacionan con una gran variedad de trastornos médicos en particular el dolor y los síndromes de insuficiencia respiratoria. La analgesia adecuada y el tratamiento apropiado de los problemas médicos recudirá a los síntomas y disminuirá la necesidad de sedantes.

Otros trastornos que se acompañan de insomnio incluyen el mioclono nocturno, que consiste en movimientos repetidos de la pierna durante el sueño (cada 20 a 40 segundos) por contracción del músculo tibial anterior. Puede haber despertar intermitente, pero el cliente por lo general no se da cuenta del problema. Es posible que haya sueño durante el día.

Tratamiento

En insomnios pasajeros, basta con disminuir su importancia y dar confianza. Hay que proporcionar al cliente consejos de sentido común sobre la temperatura de la habitación (es mejor el frío), bocadillos tarde (una pequeña ración de alimento o líquidos), ejercicio en el día, evitar costumbres nocivas (mucho café, alcohol. cigarrillos) y siestas durante el día (incluyendo los cabeceos frente al televisor). Es posible que los clientes con problemas agudos por noches de insomnio requieran de un curso breve de benzodiacepinas (por ejemplo, temasepam 15 mm al acostarse). Los antihistamínicos, conladifehidramina o la hidroxina, son sustitutos ligeros de las benzodiacepinas o el hidrato de cloral. No es adecuado utilizar antipsicóticos o antidepresores para problemas de sueño.

La persona que baja de peso puede recuperarlo si no modifica sus patrones de alimentación y su estilo de vida.

Las personas obesas comen más de prisa que las delgadas, lo que hace que tengan una ingesta alimentaria mayor, con pesadas digestiones, por lo que se ejercitan menos que los demás.

La recompensa emocional que experimentan las personas que logran bajar de peso es muy gratificante, pues logra mejorar su autoestima y aumenta su calidad de vida. La obesidad impide la actividad normal, origina respiración corta, proporciona una mala apariencia, produce debilidad muscular: "engordar es envejecer". Tratar esta enfermedad no sólo es por estética, es mejorar la salud y aumentar la expectativa de vida.

El tratamiento para la obesidad es un proceso de cambio personal, que requiere un tiempo determinado y que generalmente no es muy corto. Sólo uno de cada cinco obesos llega a los 70 años de edad. La sobrealimentación y falta de ejercicio producen obesidad. La obesidad se debe a causas endógenas y exógenas, siendo estas últimas las más comunes.

Cuando el funcionamiento de uno de los órganos del cuerpo no es el adecuado, se afectan los demás. La falta de ejercicio físico baja la resistencia a las enfermedades. Cuando hay enfermedad hay daño físico, psicológico y social.

Hay salud plena cuando se logra el equilibrio dinámico entre el cuerpo, el espíritu y el entorno social.



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